domingo, 15 de mayo de 2011

todas las bitácoras son una mierda. los diarios, otro tanto. porque quien suscribe es la conciencia vencida, adscripta a la mera conservación de un relato diferido, con delay, que menosprecia la acción in situ, la revelación que hay een el desarrollo de un acto cualquiera. seguir la cronología de un tipo es unir momentos singulares según una selección parcial (casi aficionada a su ulterior público) de su propio pudor.
el pasajero ha de saber que el tránsito que hay de una coma a la otra es el relato, la vida ocurre siempre en los paréntesis. "mientras te empeñás en hacer otros planes", cantaría lennon a su hijo sean. las cosas son así. la historia debe ser leía entrelíneas como propone foucault: no basada en el hecho en sí sino en la red de causas y consecuencias que conducen y devienen de un hecho histórico. porque la historia en su sentido lineal es tan mierda como una bitácora.
a la hora de escribir, procuramos ser leídos. sería falso suponer lo contrario. el mundo está lleno de autoescritores. los autoescritores no son escritores sino lacayos de su pánico escénico. los pseudo escritores (como yo) procuramos ser leídos, y mientras somos leídos nos sentimos inspirados para escribir nueva cosaas que sean, también, leídas. es una cadena que progresivamente embala el miedo y siembra de seguridades al escriba que, finalmente, deviene escritor. no siempre. pero bueno.
se trata de pernoctar, sin miedo al insomnio, en las duchas sociales, tratando de hallar en medio del vapor una suerte de anagnórisis (espiritual o qué) para redimirnos del raro vértigo de ser, nomás, materia. materia pensante y todo, pero un cacho de algo, un pedazo de tabla con ideas.
lo importante es, creo yo, no prostituir la esencia con las ideas. las ideas son fruto del contacto entre la propia conciencia y el mundo exterior. las ideas son una consecuencia de los estímulos, de los sentidos, son un reflejo innato al pensamiento. no existe cerebro sin ideas. no existen ideas sin cerebro.  es cómo la masa cartilaginosa, láctea, gris se funde con su instante celeste, su cosa, la cosa creada. la idea fuera de sí, la idea hecha, realizada, de la cosa nueva, fundante, de sí mismo. porque aún el menos creativo se crea, por lo menos, a sí mismo; esa es la cuestión.
esto que creo es, digamos, un blog. y un blog es una cosa ya creada por otros, pero este blog es único, es un resultado de un complejo mecanismo que soy Yo, como son Ustedes y como somos Todos. nada del otro mundo, nada que salvajemente arrase con todo lo conocido. llegarán al blog mis ideas, sobre cualquier cosa. lo primero que quiera escribir, lo que necesite decir. y ya. todos los temas, todas las ideas, hasta los pensamientos más estúpidos, nimeos, insignificantes. la cosa es decir. y ser leído. y comentado. y criticado. porque la ideas, que parecen algo mayor, son en realidad ordinarias, cotidianas, domésticas. pero siempre algo revelan, algo que las ideas de otros están esperando, queriendo decir sin saber cómo, como una embromada paliza contra las cuerdas.
habrá que hacerse humano a los golpes, para morirse nomás. las ideas no mueren, son la auténtica mutabilidad, la trascendencia de la carne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario